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27-04-2017 |
Chavismo, o el fracaso productivo del estatismo burocrático-burgués
Rolando Astarita
Una de las cuestiones que subyacen en las discusiones sobre la naturaleza del chavismo tiene que ver con la falta de desarrollo de las fuerzas productivas. Contra la creencia del nacional-populismo (y variantes usuales del tipo marxismo-estatista o marxismo-nacional), sostengo que es imposible avanzar en una transformación social, máxime en un país atrasado, si no se desarrollan las fuerzas productivas. En una economía estancada o en retroceso, los discursos sobre “construcciones socialistas” son simplemente eso, discursos.
Recordemos, por otra parte, que el eje del desarrollo económico pasa por cómo se utiliza el excedente. Como ya lo había señalado la economía clásica, comenzando por los fisiócratas, la clave es que el excedente se reinvierta en trabajo productivo (ver aquí ). Si esto no sucede, y si el consumo improductivo supera a la producción, no hay forma de sostener la economía (el lector que quiera ampliar, puede consultar El Capital de Marx, volumen 2, tercera sección). Naturalmente, tampoco hay desarrollo si el excedente se transfiere al exterior. Y lo que ha sucedido en Venezuela es que la inversión productiva fue débil, o casi inexistente. En particular, no hubo reinversión productiva de la gigantesca renta que recibió el Estado venezolano como resultado de la suba de los precios del petróleo en los 2000. De hecho, el país se desindustrializó, y hoy aproximadamente el 95% de los ingresos por exportaciones se deben al petróleo.
Sin embargo, más significativo es que a pesar de los elevados precios del crudo, la producción petrolera declinó. En los dos gráficos que siguen se puede ver que en los años en que el precio del petróleo alcanzaba sus máximos, la producción estuvo estancada o en declinación .
Producción de petróleo, miles b/d, 1998-2016
Fte: Boletines del Banco Central de Venezuela, Agencia Internacional de Energía y VenEconomía
Precios del petróleo, cesta Venezuela, 1998-2016
Fte: Boletines del Banco Central de Venezuela y VenEconomía
Por supuesto, esta caída no se puede explicar por “una agresión imperialista”. De hecho, en los 2000 EEUU compraba importantes cantidades de petróleo a Venezuela, y muchas empresas petroleras transnacionales estuvieron y están en sociedad con PDVSA. Desde el 2006 los proyectos en campos de crudo convencional son desarrollados por empresas mixtas. Las empresas mixtas están constituidas con capital compartido entre la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP), filial de PDVSA —con una participación mínima de 60%— y empresas privadas (fundamentalmente extranjeras), con un máximo de 40%. En 2012, o sea, todavía bajo el gobierno antiimperialista de Chavez, las empresas extranjeras que participaban en la producción en Venezuela eran: BP, Belorusneft, Chevron, China National Petroleum Corporation (CNPC), Enarsa, ENI, GALP, Gazprom, Harvest – Vinccler, Lukoil, Mitsubishi Oil, ONGC Videsh, Petrobras, PETRONAS, Qatar Petroleum, Repsol, Royal Dutch Shell, Statoil, Teikoku (c), Total y Veba Gas and Oil.
Por otra parte, la capacidad de refinación también disminuyó en la última década.
Refinación de petróleo, miles b/d, 2005-2015
Fte: BP Statistical Review, 2016
Precisemos que PDVSA tiene seis refinerías en Venezuela con una capacidad de refinación de 1,3 millones de barriles por día, pero los equipos e instalaciones se han deteriorado por falta de inversiones, y la empresa debe importar componentes costosos de gasolina y petróleo liviano. Como dato significativo, mencionemos que a mediados de 2016 la principal planta, el Centro de Refinación de Paraguaná, perteneciente a PDVSA, operaba a menos del 50% de su capacidad debido al cierre de muchas unidades productivas, fallas de los equipos y carencia de insumos.
Conclusión
En otra nota, dividida en varias partes, hemos analizado algunos casos históricos de falta de industrialización de países petroleros, incluida Venezuela, bajo conducciones nacionalistas burguesas o estatistas burguesas ( aquí , aquí , aquí ). Al finalizar la nota, escrita antes de la caída de los precios del petróleo, planteamos:
“El fracaso de los países petroleros en la utilización de la renta para industrializarse es reveladora de las limitaciones del capitalismo estatista. Los defensores de la política chavista, sin embargo, no hacen un balance de lo sucedido. Pareciera que quieren disimular con esto el hecho de que el chavismo no ha modificado de alguna manera esencial el “raquitismo estructural del crecimiento de la economía venezolana”. El manejo de la renta sigue en manos de una burocracia estatal, sobre la cual la clase trabajadora no tiene ningún control; tampoco los trabajadores controlan los resortes esenciales de la economía. En este respecto, nada ha cambiado con respecto a las experiencias de industrialización estatista de otros países de la OPEP, de los 80 y 90. Puede decirse incluso que el chavismo apostó menos a la inversión productiva de la renta que lo que se hizo en los años 1960 y 1970. La mejora en las condiciones de vida de una parte muy importante de la población, con todos los elementos progresivos que pueda tener (en particular, en relación a lo vivido en los 1980 y 1990) no genera, en sí misma, la modificación de las estructuras económicas, petróleo dependientes y atrasadas. Además, un giro hacia la baja de los precios mundiales del petróleo tendría consecuencias directas y graves sobre la economía y el nivel de vida de las masas trabajadoras y más pobres ”. A la vista de lo ocurrido en Venezuela, hoy podemos agregar que el chavismo posiblemente sea el exponente más elevado de la descomposición a que ha llegado el nacionalismo burgués y pequeño-burgués en esta época de internacionalización del capital.
Fuente: https://rolandoastarita.wordpress.com/category/general/
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